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l laicismo es importante en el trabajo, sobre todo a nivel
de las jefaturas, pues una postura neutra en materias religiosas le permite a
los jefes no discriminar a nadie, no pasar a llevar a nadie en sus creencias
más profundas y dar a todos la oportunidad de desarrollar su espiritualidad y
su fe del modo que mejor les parezca fuera del lugar de trabajo, pues el mundo
actual no sólo es diverso sino que lo tenemos en el escritorio de al lado.
Las líneas que siguen se enfocan en el concepto de laicismo
para el Estado, pero es fácil entender que lo mismo debiera aplicar para las
empresas del siglo XXI.
Antecedentes Previos al concepto de
Laicismo en el Mundo
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i vemos, por ejemplo, el relato del príncipe persa Otanes (CITERIOR)
del siglo VI a.C., él defendió frente a sus hermanos la idea del gobierno
popular en vez del monárquico, defendió el principio de la isonomía, que
promovía la igualdad de derechos políticos, y que sería la base para la posterior
democracia griega. Al hablar del poder del pueblo, en el fondo hablaba del laos,
hablaba entonces implícitamente de laicismo aunque tendrían que pasar muchos
siglos antes de que exista dicho término.
Por otra parte, al revisar fuentes más antiguas aún de la cultura
griega, que se pierden en una datación histórica precisa, encontramos relatos y
mitos extraordinarios como el de Ulises en la Odisea y la Ilíada (acontecido cerca
del siglo XIV a.C. y escritos cerca del siglo VII a.C.), o el mito de Prometeo,
o el mito de Sísifo, donde todos ellos tienen en común la lucha por la Libertad,
ya sea por una simple rebelión, o por el conocimiento, o por el destino de un
trabajo sin sentido (CUADERNILLO ESCOCÉS). Entonces, tenemos aquí una
importante fuente del principio de la Libertad, que es el pilar fundamental
para la Libertad de Pensamiento, Libertad de Conciencia y Libertad de Culto.
Reflexiones Respecto a la Definición de los Conceptos Principales
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l paso de los siglos nos lleva desde las ideas de los
griegos hasta la década 1870 en Francia dónde surge el sustantivo laicidad
(laïcité) dentro del debate sobre la enseñanza laica (laïque),
que ya era un adjetivo para designar aquello que no es eclesiástico ni
religioso (CUADERNILLO ESCOCÉS), siendo este el fruto de largos siglos pasados
dónde la semilla de la Libertad eclosionaría al fin en nuevos conceptos para el
buen desarrollo de nuestra civilización.
Es importante hacer notar, que este término “laico” no se
conoce en la lengua inglesa, y el término más cercano sería secular.
Por tanto, la cultura anglosajona se ve más distante a nuestro proyecto
laicista, porque parecen vivir otra realidad, ajena a la “colonización” jesuita
de Latinoamérica.
Entonces, para poder desarrollar este trabajo, debemos
establecer definiciones claras para al menos los conceptos entorno a Estado
Laico, Laicismo y Laicidad, las que servirán de nuestras guías arquitectónicas.
Para esto usaremos como fuente el Vademecum Laicista que promueve el
Observatorio Europeo sobre Laicismo, escrito por Juanjo Picó y César Tejedor, 2da
Edición, 1 de febrero del 2021.
Estado Laico:
Un Estado Laico es
aquel donde sus instituciones y sus cargos representativos públicos, respetan,
garantizan y promocionan la Libertad de Conciencia de toda la
ciudadanía. Por eso establece una clara distinción y consecuente Separación
entre lo que es del ámbito de lo público, y lo que es del ámbito particular y
privado; actúa con Neutralidad en
los asuntos relacionados con las distintas convicciones particulares,
declarándose imparcial, sin establecer privilegios o discriminación entre las
mismas, dando prioridad al Interés General sobre las exigencias o
intereses particulares.
La laicidad del Estado es un
principio democrático universal y, por tanto, no debe depender de eventuales
mayorías o minorías relativas a la propia separación Iglesias-Estado y a la
neutralidad del Estado. Tampoco, del peso social que las diferentes opciones de
conciencia según cómo se declare la gente ni, por tanto, del grado de
secularización social que pueda existir en un momento determinado.
Laicismo:
El “laicismo” es el proceso,
el movimiento social, las iniciativas, las propuestas, las actividades, o
incluso el modelo de activismo social que se lleva a cabo para reivindicar y
alcanzar la laicidad del Estado.
El laicismo tiene como
principio fundamental la defensa de la libertad de conciencia de las personas,
en condiciones de igualdad, sin privilegios ni discriminación por razón de las
diversas convicciones particulares.
El laicismo posibilita una
convivencia democrática en una sociedad que es plural, respetando las
particularidades que nos distinguen, priorizando el bien común, el interés
general sobre el interés particular.
Laicidad:
La “laicidad” es el ideal
político al que aspiramos cuando los principios laicos han sido incorporados al
ámbito de lo público. Se habla así de la laicidad del Estado.
Hasta aquí podemos ver en positivo los términos laico,
laicidad y laicismo, como si todo fuera miel sobre
hojuelas, pero ¿es así?, ¿toda la sociedad del siglo XXI comparte estas ideas y
principios?, ¿alguien se opone?
La realidad dista mucho de funcionar conforme a nuestras
altas aspiraciones, pues los principales enemigos del laicismo los vemos en el ultramontanismo
(que fue el conjunto de doctrinas y opiniones que defendían que el orden
eclesial, social e histórico debe estar sometido a la autoridad del Papa de
Roma y articularse según una jerarquía de origen divino), los Estados
Confesionales (que postulan que un Estado-nación debe adherir a una
religión específica, donde la religión oficial tiene privilegios de apoyo y
financiación gubernamental en menos cabo de las demás religiones que tienen
presencia en su territorio), los fundamentalismos (que consideran
inamovible las doctrinas y prácticas esenciales de su ideología-religión), las
tiranías (donde el gobernante tiene un poder total o absoluto, no limitado por
unas leyes, especialmente cuando lo obtiene por medio ilícitos y abusa de él),
los despotismos (aquella forma de gobierno absoluto, no limitado por
las leyes, que en la forma de los gobiernos monárquicos del siglo XVIII se
conoció como despotismo ilustrado), los totalitarismos (esto es someter
las Iglesias al Estado, es decir, regímenes políticos en el que el poder es
ejercido por una sola persona o partido de manera autoritaria, impidiendo la
intervención de otros y controlando todos los aspectos de la vida del estado,
incluyendo de paso la práctica religiosa) y el clericalismo (como
aquello de someter el Estado a la Iglesia, donde el clero influencia en los
asuntos políticos de una sociedad), principalmente por mencionar los más
relevantes.
Situación en Chile
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ay grandes detractores del laicismo en la historia universal
y local, cuyos afanes llegan incluso al tiempo presente en Chile. Por ejemplo,
cuando vemos que una sesión del Congreso se abre en nombre de Dios, o cuando
las leyes son objetadas por principios religiosos, o los colegios continúan
dando clases de religión (una) y hacen permanecer en la sala a los niños cuyos
padres solicitaron la exclusión de dicha materia (QUIROZ, Eduardo. 2020), vemos
que queda mucho trabajo por hacer y que no podemos permanecer pasivos.
La religión católica sigue contabilizándose como la más
importante a nivel nacional a pesar de tener cada vez menos practicantes en sus
templos. Las personas optan por, lo vistoso y bello que es, un matrimonio por
la iglesia, o bautizan a sus hijos porque así es la “tradición”, y todo eso
suma para su causa, pero ahí no hay una fe auténtica ni convicciones profundas
ni una moral católica que sea un ejemplo a seguir. Aquellos que no practicamos la
religión católica habiendo sido bautizados como tales, podríamos hacer nuestra apostasía
y de hecho sólo depende de nosotros el hacerlo (QUIROZ, Eduardo. 2020). También
podríamos adherir a acciones concretas como la Iniciativa Laicista en Chile o seguir
la información que promueve el Observatorio Europeo sobre Laicismo, o cualquier
otra opción para dar realce y fuerza al Laicismo, tanto en Chile como en el
Mundo.
El Laicismo no está en contra de lo religioso, no está en
contra de la fe, no está en contra de Dios, simplemente propone que estos temas
personales se deben tratar en lo más íntimo y espiritual de cada ser humano,
con todo el respeto y libertad que cada individuo lo pueda hacer conforme a su
voluntad y conciencia. Por este motivo, el Estado Laico debe garantizar la
libertad de culto en su más amplia expresión, para que todos puedan practicar o
no la religión que deseen (CITERIOR), y por ello debe estar desligado, apartado
de un credo en particular, para así poder representar justamente a todos,
creyentes y no creyentes.
Los Valores que Defiende el Laicismo
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a Laicidad, tal como ya se ha venido
preparando el concepto, deriva de lo más profundo del sentir y pensar del
hombre antiguo hasta su consolidación como principio activo. Lo podemos
percibir en la “Regla de Oro” ya mencionada, en la Tolerancia
para aceptar toda la diversidad de “credos” que no son más que manifestaciones
de un mismo principio en distintas graduaciones desde la nada hasta el todo del
mismo, la Libertad tan preciada y característica que precede a la Libertad
de Conciencia (lo que significa que la religión es de libre elección,
pero sólo compromete a los creyentes, y que el ateísmo es de libre elección,
pero sólo compromete a los ateos), la Igualdad (especialmente y
específicamente la Igualdad de Derechos, que impide todo privilegio
público de la religión o el ateísmo) y que también constituye parte fundamental
de esta triada virtuosa junto a la Fraternidad Universal, y por supuesto,
la Universalidad de la Acción Pública sin discriminación de ningún tipo.
Así es como “El Laicismo nos permite vivir juntos, a pesar
de nuestras diferencias de opinión y creencia. Por eso es bueno. Por eso es
necesario. No es lo contrario de religión. Es lo contrario de clericalismo y
totalitarismo” (CUADERNILLO ESCOCÉS). Es entonces algo básico para el sano
desarrollo de la Democracia en nuestro país y el mundo.
Y tal como adapté al inicio de esta adaptación de mi trabajo
original, el Laicismo en las empresas es cada vez más necesario para la sana
convivencia interna, es una forma de respeto a la diversidad y plantea un marco
valórico neutral que todos podemos compartir independientemente de nuestros
credos o no.
Sibarel, laicista, obvio…