sábado, diciembre 21, 2024

CRISPR en el Garaje


 

Introducción

El avance de la tecnología CRISPR y las herramientas de edición genética han abierto un nuevo capítulo en la historia de la humanidad, con posibilidades que antes solo existían en la ciencia ficción. Desde la perspectiva de la bioética, la modificación genética plantea interrogantes sobre los límites del conocimiento y la responsabilidad en su aplicación. Alterar el ADN de humanos, animales o plantas puede transformar el futuro de la medicina, la agricultura e incluso la colonización espacial, pero también trae consigo complejos dilemas éticos y sociales.

Ya es realidad un mundo donde el ADN puede ser modificado en garajes por biohackers sin supervisión, o donde los seres humanos podrán ser alterados genéticamente para sobrevivir en ambientes extremos como Titán, la luna de Saturno.

Las implicancias de estas posibilidades no solo afectan la salud pública y el medio ambiente, sino también la psicología, la identidad y los derechos humanos de quienes son sujetos de estas alteraciones.

Este documento reflexiona sobre estas problemáticas, explorando desde casos experimentales con animales hasta las especulaciones sobre la transformación de la humanidad para enfrentar los desafíos de la exploración espacial.


 

Desarrollo

El Paraíso Perdido luego de CRISPR

Albert Einstein decía: “En el siglo XVII, los sabios y los artistas de toda Europa estaban aún tan estrechamente unidos por el lazo de un ideal común que los acontecimientos políticos apenas afectaban su cooperación mutua. El uso general de la lengua latina fortalecía aún más su unidad…Nos enfrentamos hoy con el triste hecho de que los políticos y los hombres de negocios se han convertido en exponentes de las ideas internacionales. Son ellos quienes han creado la Sociedad de Naciones.”[1]

El tema de modificar el ADN más allá de lo “razonable” sin duda que es un gran tema para la biotética y política actual, porque tiene implicancias tremendas, como la vida misma de ese nuevo ser. “La alteración genética de plantas, humanos y animales tendrá un impacto significativo en la salud pública, el medio ambiente y los derechos humanos, consecuencias que requieren que se escuche cada voz al elaborar políticas y regulaciones.”[2]

Si vemos la situación actual de la autopercepción, dónde por gracia de la naturaleza misma resulta que un individuo no está conforme con su identidad sexual y se percibe de otra forma, imaginemos ahora si una familia desea engendrar un niño y lo modifican genéticamente para que lo sea, si luego ese niño se auto percibe niña sin duda ya no culpará a la naturaleza sino a los padres o quienes le modificaron genéticamente, en el caso futurista dónde se pudiera hacer tal hazaña por la simple edición de genes.

Este ejemplo probablemente no sea realista, pero nos sirve para llamar la atención sobre los conflictos internos, personales, que podrían enfrentar los individuos frente a la situación de haber sido alterados genéticamente sin su consentimiento.

Ya que estamos en la frontera de la modificación genética con implicancias físicas, fisiológicas, biológicas, etc. de los seres humanos, conviene recordar un “experimento” que involucró a Carl Sagan, la NASA y a un delfín[3], aunque sea una historia muy bizarra, nos muestra lo poco criteriosa que se puede volver la ciencia en un momento determinado. En este caso el objetivo de Carl Sagan y los demás miembros de la NASA era probar mecanismos para elaborar una metodología para el desarrollo de la comunicación con otras especies inteligentes no terrestres, como consecuencia de la inevitable exploración espacial. Esto los llevó a probar la comunicación con un delfín basados en la idea de la inmersión en otro idioma, algo así como ir a estudiar ingles viviendo en Estados Unidos. De esta forma Carl Sagan consiguió una mujer de voluntaria para vivir en una casa acuática con un delfín y asi explorar la comunicación en base a esta idea de inmersión.

El experimento fue un total desastre en cuantos resultados, pues no sólo el delfín no logró ningún avance significativo en cuanto a la comunicación con la humana, sino que además desarrolló un afecto antinatural que se vio agravado por el uso de psicotrópicos. La NASA cuando cayó en cuenta de lo que estaban haciendo puso fin al experimento y el delfín regresó a un habitar para él. Sin embargo, por los lazos afectivos desarrollados por el animal, éste no soportó la separación y decidió suicidarse ahogándose en el fondo del estanque.

Esto muestra y prueba el punto de lo delicado que es la psiquis humana o de otros seres inteligentes, por lo que no podemos simplemente jugar a probar sin medir las consecuencias. Un ser humano alterado puede caer en abismos insalvables que le lleven finalmente al suicidio.

Teniendo esto siempre presente, lo costoso que puede ser para cualquiera el perder el paraíso, es que exploraremos simplemente posibilidades porque se podrían hacer si fueran realmente necesarias algún día.

 

¿Y si nos vamos al Espacio?

Mucho se ha especulado que el ser humano algún día colonizará el espacio. Hasta el momento lo más cercano en pensar en Marte y terraformarlo, es decir, convertirlo en un hábitat apropiado para el ser humano. En lo personal no creo que eso sea posible, al menos estoy muy seguro que no en este siglo XXI. Sin embargo una idea que podría ir en esta dirección a través de CRISPR es lo que llaman bioremediación, ya que mediante la edición genética podríamos diseñar microorganismos capaces de limpiar contaminantes del medio ambiente o transformar medios químicamente hostiles para el ser humano en algo que nos favorezca. O quizás se podría usar la agricultura sostenible con CRISPR, para permitir que se den nuestros alimentos en condiciones adversas.

Pero la otra opción es que nosotros nos modifiquemos genéticamente para poder habitar lugares inhóspitos, como por ejemplo Titán, la más grande luna de Saturno, y la segunda luna más grande de nuestro sistema solar después de Ganimedes de Júpiter. ¿Por qué Titán? Porque tiene una atmósfera densa basada en nitrógeno y metano, con grandes ríos, lagos y mares de hidrocarburos líquidos como el etano y metano. Es decir, aparte de la Tierra, este es el único otro mundo con suficiente líquido… aunque no es agua.

En la película “El Titán”[4] de 2018 e:.v:. se nos presenta la aventura de modificar genéticamente a varios voluntarios para ir a colonizar Titán. Las consecuencias son desastrosas, estos nuevos seres con branquias especiales para sobrevivir en ese ambiente se vuelven muy agresivos y/o no soportan la transformación. Sólo sobrevive el protagonista que finalmente llega a Titán, solo. Para mí quedan un montón de dudas, está claro que un hombre solo no puede colonizar un planeta, y viendo lo difícil que fue obtener ese caso de éxito, no queda para nada claro si su mujer se podrá transformar y si querrá ir a hacerle compañía. Supongamos el mejor de los casos, que se lograr transformar con éxito a un buen número de humanos… ¿sus hijos podrán sobrevivir en forma natural o también requerirán costosos tratamientos (y dónde, y serán felices con esta decisión de sus padres)?, ¿esta nueva especie humana, subhumana, extrahumana, lo que sea, seguirá evolucionando de forma natural?, ¿y si todo falla y quieren volver a la Tierra, su biología ya no sería compatible, necesariamente habría que destransformarlos genéticamente o recrearles ese habitar hasta que mueran?

En el esoterismo de la Kabbalah, sólo por citar una corriente, se piensa que el cuerpo humano es un reflejo del alma, es decir que su forma depende del alma. Si esto es cierto entonces ¿qué desastre podría ocurrir si cambiamos la forma con ingeniería genética? A priori diría que ninguno, pues las operaciones de cirugía plástica ya hacen esto y no se ha documentando ningún problema, salvo que en los casos de cosmética resulta evidente que los hijos de mujeres “embellecidas” volverán a seguir su patrón genético original y no heredarán los rasgos operados.

Otra mirada a este mismo punto lo podemos ver en las experiencias cercanas a la muerte, dónde pacientes ciegos de nacimiento tuvieron experiencias visuales por primera vez en su vida, o pacientes amputados pudieron volver a verse con todas sus extremidades. ¿Entonces cómo es? ¿El alma es reflejo del cuerpo o al revés? Aquí vuelve a plantearse el problema de la autopercepción, que en lo casos de modificación genética podría traernos muchos problemas nuevos.

Pero estas ideas de ciencia ficción no son nada nuevas, ya en 1944 se desarrolló una serie de historias sobre el Capitán Futuro[5], y en el capítulo 17 llamado “Días de Creación” se abordó la temática de seres humanos alterados genéticamente para convertirles en animales humanizados, porque eso fue necesario para sobrevivir en un momento dado, pero luego de superada la situación estos animales no fueron capaces de deshacer las transformaciones y ahí el héroe les brindó finalmente la solución tan anhelada. Es decir, nada asegura que una vez transformados en otra “especie” no queramos algún volver a ser humanos y nadie sabe si eso será realmente posible.

 

De la Ciencia Ficción a lo Probable

Una de las grandes esperanzas sobre la edición del ADN es la cura o supresión de las enfermedades (cáncer, VIH, etc.), todas las enfermedades en realidad[6] a través de por ejemplo la medicina de precisión con CRISPR, pero al día de hoy: “Todavía estamos lejos de saber cuál es el significado completo de cada letra. Hay muchos genes que todavía no están localizados que producen enfermedades, pero no sabemos cuál es el gen causante”. Y esta es sólo una de las limitantes actuales, lo que claramente nos dice que realmente no tenemos la suficiente libertad de garage para hacer cualquier cosa que se nos ocurra con el ADN, pues no sabemos qué tocar ni como hacerlo.

Al comparar a los seres humanos entre sí, descubrimos que somos iguales en 99,9% de los genes, por lo que todas nuestras diferencias de razas, color de piel, ojos, etc., se encuentra en ese 0,1%. Pero además sabemos que compartimos un 3% de genes con los primates[7], por lo que estos son nuestro hilo conductor y tal vez modificando estos genes nos apartemos definitivamente de nuestra apariencia y biología humanoide.

 

Selección Antinatural

La serie de Netflix “Selección Antinatural” nos trae de vuelta a la cruda realidad que puede ser más sorprendente aún que todas las especulaciones y fantasías desarrolladas hasta aquí.

Ya existen biohackers que desarrollan en sus garajes, con tecnología de edición CRISPR, todo tipo de experimentos y generan kits que cualquiera puede comprar para que sigan experimentado. Aquí no hay límites, salvo la imaginación porque la incluso la bioética ya fue sobrepasada.

Hacer perros fosforescentes aparentemente ya no sería un inconveniente, aunque tampoco sería algo muy útil, pero se puede hacer cualquier cosa que se pueda, incluso, claro está, curar enfermedades que nadie más ha curado aún.  ¿Algo podría salir mal? Bueno, borrar una especie completa de la faz de la Tierra podría ser algo no tan bueno después de todo.

De garajes particulares a un clínica en Ucrania que implementa estos controversiales tratamientos, sólo podemos decir que la Caja de Pandora ya se abrió por segunda vez.

Si consideramos esto, podemos entender la locura del mundo actual dónde mágicamente la autopercepción ha cobrado el valor de una “verdad” y un “derecho”, pero que ahora con estas herramientas se podría materializar. En Argentina hay un club de humanos transespecies que se autoperciben caballos y perfectamente podrían modificarse genéticamente para parecerse aún más, poco útil pero satisfactorio tal vez para ellos. Como ejemplo citamos a Ayla Kirstine[8], una mujer que camina, trota y galopa como un caballo, lo que claramente va más allá de un simple problema de autopercepción, ya que desde los 4 años mostró una tendencia a identificarse con otras especies por una simple afinidad con ellas como el caso de los perros. El punto aquí es que hay muchas personas modificando sus cuerpos de formas extremas a través de cirugías, pero en el futuro podrán optar “libremente” a estas herramientas de garaje y modificarse genéticamente porque realmente no hay control.

Es decir, nunca antes había sido tan tácito aquello de querer es poder, pues la tecnología CRISPR perfectamente puede permitir a una persona automodificarse genéticamente a su voluntad con el kit adecuado y un estudio que está cada día más al alcance de todos.

 

Autocontrol

Dentro de los peligros que enfrentamos como Humanidad, Yuval Noah Arari[9] nos advierte sobre nuestra falta de control, es decir, que contantemente el ser humano hace todo lo que puede hacer sin límites, no nos autorestringimos, en vez de ser más cautos y pensar que no porque lo podamos hacer lo debemos hacer. La advertencia de Arari apunta a todos los desarrollos actuales, particularmente sobre la IA pero aplican sin duda alguna también a los avances y proyecciones con el uso de CRISPR.

Y una de las razones de este comportamiento, dice él, es que nos gusta competir y probar que somos mejores que los demás, en circunstancias que si simplemente miramos nuestros cuerpos veríamos que somos iguales y nadie es mejor que el otro. Es posible que para este fin nos ayuden las virtudes como la rectitud, la cortesía, la abnegación, la generosidad, la franqueza, el desinterés, el equilibrio social, la equidad y el respeto mutuo. Si tan sólo fuéramos capaces de practicar estas virtudes, los peligros que ve Arari podrían reducirse muchísimo frente a esta Sociedad de Naciones lideradas por políticos y hombres de negocio que no siempre ni necesariamente comparten nuestros valores.

Porque al fin y al cabo, nosotros confiamos en el progreso del hombre y la humanidad, tal como rezan nuestros principios, a través del estudio racional y científico, así es el camino de la Grande Obra y sus Obreros de Paz.

Conclusiones ADN de Garaje

El acápite ADN de Garaje presenta una reflexión sobre los límites de la modificación genética, subrayando la importancia de la ética, el autocontrol y la necesidad de pensar en las consecuencias a largo plazo antes de avanzar sin restricciones en estos campos científicos.

Sobre la edición genética y sus dilemas éticos, vemos que el uso de la tecnología CRISPR y la modificación genética plantean complejos desafíos bioéticos y políticos. Alterar el ADN de humanos, plantas o animales conlleva consecuencias no solo en la salud pública y el medio ambiente, sino también en los derechos humanos. La posibilidad de modificar genéticamente a seres humanos sin su consentimiento puede llevar a conflictos psicológicos y morales profundos, particularmente relacionados con la autopercepción.

Se destaca el peligro de experimentar con la psiquis humana o la de seres inteligentes, como lo muestra el caso del delfín en el experimento de Carl Sagan. Los seres alterados genéticamente podrían sufrir abismos emocionales que los lleven a situaciones extremas como el suicidio. Esto recalca la necesidad de tener un control cuidadoso en estos experimentos para evitar consecuencias devastadoras.

La posibilidad de modificar genéticamente a los humanos para habitar otros planetas como Titán plantea interrogantes sobre la viabilidad y las consecuencias a largo plazo de tales transformaciones. Además, surgen dudas sobre si los seres modificados podrían revertir sus cambios o cómo sus descendientes afrontarían su nueva realidad biológica.

Respecto al desafío de la libertad científica sin control: El avance tecnológico en la edición genética ya ha sobrepasado los límites bioéticos, con biohackers que experimentan sin supervisión. Aunque CRISPR puede curar enfermedades, su mal uso podría llevar a resultados catastróficos, como la extinción de especies. Es fundamental reflexionar sobre hasta dónde debe llegar el ser humano en su capacidad para modificar genéticamente a los seres vivos.

 

Por último, tal como advierte Yuval Noah Harari sobre la tendencia humana de no restringirse en sus avances tecnológicos, la competitividad y la falta de reflexión ética pueden llevarnos a peligros significativos. Entonces hoy más que ayer, es fundamental practicar las virtudes como la lealtad, la equidad y el respeto mutuo, para que el progreso científico sea equilibrado y beneficioso para la humanidad.


Por Igor Sánchez Bonifay



[1] Einstein, Albert. “Sobre la teoría de la relatividad y otras aportaciones científicas”, Editorial SARPE, Madrid, 1983.

[2] https://innovativegenomics.org/es/contin%C3%BAa/actividades-de-juegos/actividad-de-diversas-perspectivas/

[3] https://www.elespanol.com/ciencia/medio-ambiente/20171117/262724739_0.html

[4] https://www.youtube.com/watch?v=gyLtaWz8V_M

[5] https://en.wikipedia.org/wiki/Captain_Future

[6] https://www.bbc.com/mundo/noticias-53116360

[7] https://www.thehindu.com/sci-tech/science/parts-of-human-dna-remained-unchanged-for-over-65-million-years-scientists/article67751765.ece

[8] https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/la-historia-de-ayla-kirstine-la-mujer-que-camina-trota-y-galopa-como-un-caballo-nid17082023/