Ya antes había observado esto, así que busqué en la red y encontré otra afirmación: "la causa paranormal se alimentaría de esa energía para subsistir, igual que el ser humano ingiere alimentos, la causa extraordinaria ingiere diferentes tipos de energía para alimentarse y seguir activa."
Y recordé entonces que varios otros fenómenos paranormales presentan este mismo tipo de problema. ¿Qué es lo que sucede entonces?
Sólo existen 3 alternativas posibles, descartando la más obvia de fábrica:
- El lugar tiene propiedades electromagnéticas muy singulares
- El observador producto de la exitación es el que absorbe la energía de las baterías
- El fenómeno que se observa es el que consume las baterías.
Bueno, los sitios antiguos, sobre todo aquellos basados en piedras, sobre todo si es piedra franca, alínean sus dipolos magnéticos con la Tierra, porque tienen una gran capacidad para hacerlo. Se convierten de este modo en acumuladores de magnetismo. Podrían ser entonces responsables de este fenómeno y de explicar las "alucinaciones" de los observadores tal como han demostrado otros experimentos.
La capacidad de los propios individuos producto de stress es otra buena explicación. A mi en lo personal me ha sucedido en períodos de gran ansiedad que todo lo metálico que toco me da electricidad. La solución si sufren de este problema es "descargarse en agua". Entonces, en un situación paranormal bien podrían los observadores descargar las baterías.
Para saber cuál de las dos explicaciones es más probable bastaría repetir varias veces las experiencias, o en el mismo lugar con diferentes observadores, o el mimos observadores en diversas situaciones estresantes.
Bien puede ocurrir que nada de esto sea suficiente para la explicación. Entonces y recién entonces debemos analizar en forma seria la tercera explicación. ¿Por qué?
Las implicancias de la afirmación original son tremendas, no las podemos tomar a la ligera, nos obligan a reaccionar. ¿Improbable? En lo absoluto, TODO ES ENERGIA, ya lo dijo Hermes Timegisto y la mecánica cuántica de hoy lo corrobora. Entonces el intercambio de energía no sólo es posible sino que es absolutamente natural. Sólo nos queda el problema de ¿con qué fin?
El Sibarel, místico