domingo, octubre 04, 2009

Dik pa’ la Risa

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Calma, calma, ya vamos al grano.
Barry en Los Sueños de mi Padre, cuenta la siguiente historia:
Por lo general, en cualquier lugar al cabo de un mes o dos se hacen contactos – decía -. Incluso en los lugares dónde no hablas el idioma se suele intercambiar una sonrisa o una broma, una cierta apariencia de entendimiento. Pero después de pasar un año con ellos, los dik seguían comportándose como absolutos desconocidos. Se reían de cosas que me desesperaban. Y lo que a mí me parecía divertido a ellos les dejaba fríos como el mármol.
Barry nos comenta al respecto de esta historia: las emociones entre razas no pueden ser nunca puras tanto si buscamos nuestros demonios como nuestra salvación, la otra raza seguiría siendo siempre así: amenazante, ajena, distante.
Bueno, Barry está hablando de la falta de entendimiento entre razas, pero a mi me cabe la duda si en realidad no es más un problema cultural que racial.
Está claro que el color de piel provoca una distancia evidente, que tal si de pronto apareciera un hombre verde. Aun que hablara como nosotros, tuviera un trabajo normal y costumbres similares, de todos modos siempre lo veríamos algo raro: verde.
Si bien el color de piel es un atributo genético mientras que la cultura es una herencia adquirida del vivir en sociedad existen las subetnias culturales, dónde se desarrolla el germen del racismo o incluso del clasismo. Hay elementos que nos unen y nos hacen desarrollar ciertas ideas afines y esto a su vez genera fronteras culturales.
Toda la inmensa diversidad cultural patrimonio de nuestra Tierra es a la vez fuente de profundos desentendimientos, y esto trae aparejado el miedo hacia el otro, simplemente por no entenderlo. Va más allá de un simple” problema entre razas.
¿Qué se puede hacer? Bueno, soy algo escéptico al respecto, yo mismo lo viví por ejemplo en Cataluña, o con otros grupos sociales de naturaleza” diferente a mi origen. Uno puede intentar aprender de la cultura (si es el punto), pero al final sólo podemos llegar a ser tolerantes con los otros porque simplemente todo nuestro acervo cultural ha levantado en nosotros ciertos muros que no resultan simples de votar.
Estando en Barcelona, José (esta es otra historia que ya conté) me dijo que mi camino espiritual no se podía desentender de mi origen cristiano, ya que cualquier otro camino me resultaría mucho más difícil, y a pesar que de tener razón con migo se equivocó. Que algo sea más difícil no lo vuelve inalcanzable ni tampoco incorrecto, sólo hay que estar dispuesto a TRABAJAR MÁS, y esto es lo que se debe tener presente para combatir la discriminación racial o social, pero conociendo nuestros propios límites para no defraudarnos de nosotros mismos ni a los demás.
El Sibarel, buscando el entendimiento posible