domingo, diciembre 04, 2016

Un científico

Un científico tiene pasión por el conocimiento y no tiene ningún perjuicio previo, se basa en evidencias, conocimientos o experimentos. No puede negar a priori un resultado. Tampoco puede ser un científico quién no tiene interés por la investigación del tema.
Dicho esto, vemos que los científicos se dedican sólo a un tema o pocos temas, porque somos seres con capacidades limitadas y no podemos abarcar todas las áreas del conocimiento.
Así que hay una gran diferencia entre un espíritu científico general y uno específico, pues para el primero no sería compatible ser ateo o agnóstico.
Un ateo tiene la idea preconcebida de que Dios no existe, sin ser capaz de probarlo. Es su creencia personal y eso no es propio de un científico.
Un agnóstico reconoce su incapacidad para resolver la pregunta divina y prefiere dedicar sus esfuerzos a algo más productivo, limitando de esta forma su espíritu científico.
Digo todo esto, porque muchas veces los científicos se declaran agnósticos o ateos con facilidad y no se dan cuenta que eso va contra el espíritu de la ciencia.
En contrapartida un hombre religioso puede ser un científico justo en la medida que su fe no interfiera en la rigurosidad del método, análisis y resultados. Tener fe no es un impedimento para ser científico, ni está en contra del espíritu de la ciencia, como sí ocurre con los otros casos.

El Sibarel, teósofo