viernes, agosto 13, 2021

Malkut, el Gran Casino

Hace muchas décadas atrás tuve una sospecha... Y si "aquí" fuera el Infierno? Luego de muchos análisis, que no repetiré, concluí que no podía ser. Así que la siguiente opción era el Purgatorio, cosa mucho más probable, teniendo a la vista todos lo hechos que me habían llevado al primer supuesto.
Finalmente comprendí que todo esto ya había sido analizado hace mucho, pero mucho tiempo atrás, desde Enoc, y que realmente donde estamos es en Malkut, el Reino, algo que es, más positivo que el Purgatorio, por supuesto, pero sólo en su semántica, lamentablemente. 
Por otra parte, los caminos de la filosofía me llevaron a entender que no podemos querer lo que queremos, lo que en definitiva se traduce en que el libre albedrío es tan sólo una ilusión, y que si bien es nuestra la elección de la roca y la colina, ese impulso que nos hace subirla es precisamente la ilusión. Y el juego del pobre Sísifo es la crueldad de saber que esa piedra volverá a caer y deberemos comenzar otra vez. 
Si de juegos se trata, hay muchos más entretenidos que andar subiendo rocas por las colinas, por ejemplo las cartas, incluyendo al Tarot y lo que representa. 
La diferencia entre un buen jugador de cartas y uno malo está simplemente en saber disfrutar la mano, disfrutar el juego, eso aumenta las posibilidades de ganar, sin duda, pero fomenta ilusiones, como la falacia del apostador, haciéndonos obviar la única verdad que importa, la Casa siempre gana. 
Malkut es un Gran Casino, creemos que tenemos elección, pero no elegimos querer lo que queremos, jugamos el juego que queremos jugar, pero nunca tuvimos la oportunidad de elegirlo realmente, el libre albedrío es una ilusión, y al aceptar jugar somos nuevamente Sísifo. 
Esto tiene una lógica cruel, porque en un Universo infinito no puede existir un final para los juegos, eso ya no sería infinito y por otra parte, si no hacer nada por el resto de la eternidad no es una opción razonable, sólo queda como última opción ser nada, es decir, dejar de existir, lo que no tiene nada que ver con un suicidio, que eso es simplemente, cómo Sísifo, ver caer su roca, no importando si es consciente, o no, que deberá volver a subirla, porque además es lo que desea hacer, porque  es un impulso que lleva impreso y ante el cual no se puede negar, a menos que deje de ser y su energía se disuelva por completo en la Fuente para ser utilizada en otra cosa, tal vez en una nueva roca, lo que claramente escapa a su poder de decisión. 

Sean bienvenidos a Malkut, elijan sus sefirots... 

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