Uno de los antiguos límites de la Francmasonería se refiere
a la inmortalidad del alma para los antiguos constructores de los Templos y
Catedrales. En la actualidad, como Orden adicta a la Ciencia este tema no es
tan simple de afirmar, puesto que carecemos de evidencia científica concluyente
y porque lo inmortal, así como lo eterno e infinito, está más allá de las
posibilidades de la experiencia y comprensión humanas.
¿Cómo podemos lo infinito si ni si quiera somos capaces de
entender o dimensionar correctamente los grandes números? Constantemente debemos
acudir a algunas analogías para aproximarnos a su comprensión sin alcanzarla de
verdad.
¿Y cómo podemos hablar del alma si la ciencia pretende
ningunearla o cancelarla?
Así que, en términos de la ciencia, no podemos tratar este
tema a fondo.
Algunos pensamos que el alma se asocia a la conciencia. En
tal caso, podemos apreciar los miles, sino millones, de relatos de experiencias
cercanas a la muerte, que muestran claramente que existe consciencia más allá
del cerebro, por cuanto los relatos de esas experiencias ocurren en un tiempo
posterior a la muerte cerebral y hasta el momento en que el “alma” vuelve al
cuerpo. Estas experiencias no son meras
alucinaciones, también incluyen información y hechos objetivos que ocurrieron
durante el tiempo que se registró la muerte cerebral.
¿Y si fueran meras alucinaciones, cómo podría ser si el
cerebro estaba muerto? Aquí hay que revisar un dato más que aporta la propia
ciencia, que es el hecho de la existencia de neuronas en el corazón y los
intestinos, pues la base de la Inteligencia Artificial se construye sobre redes
neuronales artificiales, por lo que podríamos entender que la red neuronal del
ser humano está más allá de los límites del cerebro y por tanto allí se podría
encontrar quizás una clave para explicar la supuesta alucinación mientras el
propio cerebro está muerto.
Lo cierto, es que esa “red neuronal” de los intestinos, es
lo que a veces se asocia con la intuición y ese dolor de estómago que parece advertirnos
que algo no anda bien sin saber exactamente qué es. Pero hay otro dato que es
mucho más curioso y se debe a las experiencias con trasplantados del corazón,
qué en algunos casos inexplicables, muestran cambios de gustos o hábitos, cuya
explicación se encuentra en el propio donante de órganos, es decir, ocurre una
especie de transferencia al receptor. Esto se podría entender si asumimos que
se ha incorporado una parte de una red neuronal externa que gestionaba esos
hábitos o gustos.
Si vamos a un terreno más esotérico, la Cábala dice que el
alma de una persona “habita” preferentemente en el corazón, pero que también se
puede distribuir entre otros órganos. ¿Será que la consciencia se reparte entre
el conjunto de neuronas del cuerpo más allá del cerebro?
Así que tenemos una primera hipótesis dónde si asociamos la
consciencia al alma, y viceversa, podríamos sospechar que las experiencias
cercanas a la muerte son simples alucinaciones del conjunto de la red neuronal
moribunda, pero aún así ello no explica la percepción de hechos remotos que ocurrieron
en esos momentos y que luego se han podido verificar, ya que esto implica un
desplazamiento del consciencia más allá de los límites físicos del cuerpo,
indicando de este modo una primera aproximación a la idea de la inmortalidad
del alma.
Si el alma puede existir más allá del cuerpo físico, el tema
en discusión y que requiere más investigación, entonces ¿podría existir para
siempre?
Hay otra gran cantidad de casos bien documentos de
reencarnaciones. Lo que se ve en ellos es que niños presentan recuerdos de vidas
pasadas, los que han podido ser confirmados. ¿Qué ocurre aquí? ¿Una consciencia
(alma) de un fallecido se ha transferido a nuevo cuerpo? ¿Qué otra explicación
puede haber, un simple acceso a información/recuerdos de otra persona?
En todos estos relatos, la consciencia del niño oscila entre
su propia identidad y aquella identidad anterior, situación que se puede
intensificar, pero que a medida que el niño crece termina por extinguirse, es
decir, se terminan esos recuerdos, viene el olvido de esa vida. Pero mientras
dura esta situación, para el niño es muy claro y evidente que lo que relata es
sobre su propia vida y no un mero recuerdo falso. Vamos uno sabe que es uno
mismo.
Así que vemos que puede ser posible que la consciencia/alma
exista después de la muerte y parece posible además que pueda volver a reencarnar.
¿Esto es la inmortalidad del alma? ¿Será así por siempre? ¿Qué pasará si se
extingue todo ser vivo? ¿El alma dónde está mientras no está en un cuerpo?
Desde el punto de vista de la Ciencia estas últimas preguntas
no tienen respuesta y lamentablemente para algunos científicos no tienen
sentido, pero debieran ocuparse del tema, dado que los hechos mencionados en
este post no se pueden seguir negando o cancelando.
En un Universo “infinito” como el nuestro, con una dimensión
y duración inconmensurables, se vuelve absurdo la existencia y vida tan breve
de cualquier ser. Tal vez sea sólo nuestra aspiración a algo más, pero la
evidencia debiera hacernos investigar mucho más. Vivir o tener consciencia para
siempre es algo que realmente nos resulta incomprensible, pero todo indica que
la consciencia puede ir de un ser a otro, que el alma puede reencarnar y al
menos eso sí debiéramos poder aclarar.
Sibarel, no me imagino viviendo para siempre, me
parece muy razonable que por cada encarnación se pierda la memoria, pero y
tampoco puedo imaginar este proceso indefinidamente, ¿y luego qué pasa?