En un libro de mitos y leyendas de Chile los vi, pero no fue la primera vez, simplemente los reconocí.
La primera vez fue en el Museo de Bellas Artes. Eran 3 ó 4. Al principio pensé que serían de un asilo de ancianos, pero lo raro es que vestían todos de blanco, con ropas ligeras y holgadas.
Un señora de ese peculiar grupo se me acercó y fue muy amable, aunque no recuerdo que dijo, pero de pronto me vino a la cabeza de que ellos eran ángeles y estube a un tris de preguntárselo, fue loco pero así fue. Pero mi destino era otro, mi propósito ese día ya estaba escrito, solo le faltaban los signos de puntuación y ellos los pusieron en el momento y lugar preciso.
Un par de años después encontré el libro y el mito, entonces supe que fueron ellos.
Ya han pasado casi 10 años y si los viera de nuevo los reconocería. A veces pienso que si vuelvo allí los volvería a ver y quiero hacerlo para darles las gracias, pues hicieron posible este futuro. Pero no creo que los vuelva a ver.
El Sibarel, agradecido