Desde “ayer” que es necesario hacer un cambio profundo en
nuestro sistema económico, capitalista neoliberal, llevamos “esperando” décadas
para estar mejor, y aunque algunos lo han logrado, todos los demás no. Pero el
estallido social de octubre probó que ya era suficiente de estar esperando, y
ahora más encima, con la recesión consecuente por la pandemia del COVID-19, que
llegó para quedarse, es urgente cambiar este statu quo. Y la única forma
de hacerlo es cambiando la Constitución y las Leyes, ya ustedes me dirán si sí o
si no cuando terminen de leer este post.
Propongo algunos cambios que explicaré a continuación, y esto
como para empezar los cambios nada más:
·
Regulación de Precios.
·
Garantía de Producción y Distribución.
·
Nuevo Modelo Empresarial como si fuera un Ente
con Derechos Propios.
Regulación de Precios
El artificial modelo de Oferta/Demanda, inventado por los
hombres quiero decir, supone cierta buena voluntad o intención de las partes,
lo cual claramente es una mentira desde antes pero sobre todo en el tiempo
actual, porque en condiciones excepcionales prueba seriamente que el
oportunismo y egoísmo es lo que prima.
No es posible que una canasta básica de alimentos sufra una fluctuación
de precios al alza absolutamente arbitraria a beneficio directo de unos pocos
oportunistas. En crisis como la actual, fuera de un escenario así no se
requiere aparentemente, el Estado debe tener el derecho y obligación de fijar
los precios. Será materia de los economistas fijar esto del modo justo de
hacerlo, si una banda de precios basada en ciertos datos estadísticos de los
últimos períodos, etc., etc.
Garantía de Producción y Distribución
Es claro que, en el escenario anterior, algunos no van a
estar dispuestos a continuar produciendo o distribuyendo aquellos productos,
porque podrían rentabilizar más su riqueza en otras áreas. De ahí que es
fundamental, que en estos casos de excepción, el Estado pueda garantizar la
producción y distribución de estos productos con precio regulado y esenciales. Los
Diputados y Senadores deberán resolver estas materias, sino hubiera otra forma
de hacerlo.
Una de las aristas de este punto es por ejemplo el agua.
Este es un derecho fundamental, que el Estado debe garantizar y por tanto no
puede estar en manos de privados como ocurre hoy en día y que nos deja tristemente
como el primer país del mundo en cometer una aberración semejante.
Así como se regula la libre circulación de los vehículos cuando
los índices de contaminación ambiental suben, así mismo se debe garantizar el
acceso al agua cuando el índice de acceso a la misma merma. No se puede
entender esta diferencia en el mismo país.
Empresa como Ente con Derechos Propios
Cuando un padre y una madre deciden tener un hijo se deben
hacer responsables de su desarrollo, de su alimentación, de sus ropas, de su
educación, etc. Si quieren abortar eso
lo deben decir antes de que la criatura nazca, porque después es un crimen
severamente castigado por la sociedad. Por otra parte, podemos concluir que un
hijo no le pertenece ni a la madre ni al padre, se pertenece a sí mismo, pero
no se puede valer por sí mismo sino hasta cuando complete su formación y
desarrollo.
El Capital y el Trabajo, son los padres de la criatura
llamada Empresa, llevamos siglos en ello, y es muy claro que no se puede
mantener por sí misma pues necesita de ambos.
Hoy el modelo no es así, lo que al menos enseñan las Escuelas
de Negocio es que los ejecutivos deben maximizar las utilidades de los dueños
de la empresa, y si eso significa venderla por partes y piezas por kilo,
eso es lo que deben hacer. ¿Y los trabajadores? A nadie les importa en este
modelo, esa es la verdad, porque al final lo que manda es el egoísmo y ambición,
propia y natural de los seres humanos que no se han preocupado por nada más, y
que se creen dueños de una empresa que en realidad no les pertenece.
Lo anterior entonces es inaceptable, pero de alguna manera,
los ejecutivos y empleados mejor remunerados parecen volverse ciegos, total
tienen resueltas sus necesidades y por tanto la pobreza no existe, al menos
para ellos.
Este modelo debe cambiar a uno cuyo objetivo sea obtener el máximo
beneficio para la Empresa, este ente que no es capaz de valerse por sí
mismo porque requiere del Capital y el Trabajo. Entonces los ejecutivos no
pueden decidir vender la empresa por partes y piezas al kilo. La quiebra de una empresa debiera ser tratado
casi como un crimen (como matar a un hijo nacido), y se debe probar que es algo
involuntario, o será tratado como un homicidio (o femicidio).
Al ser el objetivo principal el Beneficio de la Empresa,
estamos asegurando el mejor escenario posible para sus trabajadores y los
dueños de la empresa en su conjunto (como la famosa “Teoría de Juegos”), y no
sólo el bolsillo de los dueños del Capital, porque en realidad ninguno es el dueño
de la creatura Empresa, este ente Empresa es dueña de sí misma, y necesita que
el Estado defienda sus derechos. Los dueños de empresa claro que se
opondrán a esto, pero es que es una verdad inmensa, los dueños del Capital ya
no son dueños de la empresa que ha nacido. El Capital y el Trabajo son
responsables del crecimiento de la empresa y si no cumplen con ello deben ser
castigados por el Estado.
De esta manera, si se implementan los cambios necesarios,
sería imposible que la Empresa se acoja a una ley para no pagar el
sueldo a sus trabajadores y al mismo tiempo repartir utilidades a sus
accionistas. ¿Les parece conocido? Bueno eso pasa por la falta de valores en la
sociedad, por el egoísmo oportunista de los “dueños” de las empresas, y esto no
se puede permitir en escenarios de crisis como la que estamos recién empezando
a vivir y que seguramente aún empeorará mucho más.
Conclusión
El Estallido Social y la Pandemia/Recesión han puesto en
evidencia lo peor de nosotros mismos, lo malo es que si algún día pasa esta
pandemia, quedará una gran recesión y vendrá un mega estallido social, dejando
chico a lo vivido en octubre pasado y nadie podrá decir “es que no lo vimos
venir”, porque aún no se ha resuelto nada y por el contrario ha empeorado todo.
Dado que la naturaleza humana no es adicta a la VERDAD (es
cosa de ver a los terraplanistas que anda por la vida como si nada), ni tampoco
es adicta al BIEN (es cosa de ver cómo “todos” engañaron en la declaración
jurada de no tener COVID-19 para entrar al país sin hacer cuarentena y luego el
ministro se sorprendió porque le mintieron en la cara), el Estado debe tener un
rol ingrato pero muy necesario, dada esta naturaleza humana, y aplicar “ya
mismo” los puntos planteados: Regulación de Precios, Garantía
de Producción y Distribución y Modelo Empresa-Ente. No
hacer nada, como es la situación actual, no sólo es altamente irresponsable, es
un acumular combustible para que el país se queme por completo en la segunda
etapa del estallido social que comenzará el término de la pandemia sino antes.
Y estas medidas son sólo 3 ideas a la pasada, porque seguramente podemos determinar
20 más que pueden hacer de este país uno mejor, más justo, más equitativo y más
seguro (lo opuesto a la violencia que va a en aumento).
Sería ideal pensar que si mejoramos la educación también
vamos a corregir los aspectos negativos de nuestra naturaleza, pero eso es utopía
pura, los hechos prueban que no es verdad. Tampoco es cierto que da lo mismo la
educación, obvio que no, no da lo mismo la mala educación o su calidad, debemos
hacer todo lo posible por mejorarla superlativamente, pero lamentablemente eso
no puede garantizar que todos serán buenos por el hecho de conocer la verdad, y
de ahí que lo fundamental es tener una Constitución y Leyes fuertes que den
garantías de bienestar a todos los ciudadanos, cosa que claramente no está
pasando hoy.