Las empresas piden esclavos, no se asusten todavía, piden robots,
y esta pandemia está acelerando el proceso que en el año pasado se indicó sería
mejor retrasar, precisamente por el gran impacto negativo que tendría en lo
inmediato en miles de trabajadores no preparados para adaptarse al cambio
tecnológico.
Pero las empresas piden esclavos, y lo vienen haciendo desde
el advenimiento de la tecnología moderna. Cuando aparecieron los emails, la
gente perdió la cabeza, y la red se llenó de emails, en un volumen
superlativamente superior a todos los memorándums que anteriormente se hubieran
enviado en el mundo entero. Y todos dieron por sentado que, por el hecho de
enviar el email, el asunto en cuestión ya era responsabilidad del otro y se le
podría exigir la solución, aún en ausencia de una respuesta directa. Esto mató definitivamente
la conversación humana, esto eliminó la retroalimentación. Las empresas piden
esclavos.
Cuando fue el big bang de Black Berry y peor aún, cuando
llegaron los smartphones, ya no sólo era un asunto de emails, sino de mensajes
directos, a los cuales todos debían responder de “inmediato”, sin importar la
hora, sin importar el día o lo que estuvieran haciendo, pues ese era su deber,
¿estaban comprometidos o no? Las empresas piden esclavos.
Y así con todo el logro tecnológico contemporáneo, que nos
ha llevado a la desmesura laboral, a la desmesura del trabajo humano, a la
desmesura del teletrabajo, al término de la manera humana de vivir, y lo que
nos queda es el advenimiento de las máquinas, de los robots, de los esclavos. Las
empresas piden esclavos.
¿A alguna empresa le importa la persona? ¿Sí? ¿Y qué hace la
empresa por la persona? Yo tengo claro lo que hacen por los recursos humanos. Esos
recursos que se pueden comprar y/o vender, pero las personas no.
Se perdió la manera humana de vivir, el ser ya humano no es tan
buen recurso laboral después de todo, se enferman, se estresan, se justifican,
se rebelan, pero los robots en cambio, son extraordinariamente buenos esclavos,
y esta pandemia ya está acelerando el cambio tecnológico, pues se perdió la
manera humana de vivir, ¿o todavía es tiempo para desacelerarnos y saquemos lo
mejor que hay en nosotros mismos y que al fin de cuentas ningún robot puede
dar?
La manera humana de vivir, sólo es de humanos, es la forma
natural de relacionarnos, de crecer juntos, de formar una sociedad sana, una
sociedad real no virtual, de vivir la vida y disfrutarla, no por unos pocos, sino
para todos.
Una sociedad robotizada, no tendrá empatía, ni solidaridad,
ni misericordia, pero a quién le importa cuando todo es eficiencia. Las
empresas piden esclavos.
Sé positivamente que hay empresas que sí están a favor de la
manera humana de vivir, que han sacado el pie del acelerador, y sinceramente espero
que la sociedad sepa valorar esto y les de su preferencia y se conviertan en
tendencia, pues espero que esta pandemia nos deje al finalizar una importante
lección de humanismo, de que lo esencial no sólo es invisible sino que no busca
la eficiencia y se basa en el amor, lo que por cierto podemos dar los seres
humanos y no los robots. Las personas desean el amor.