Según Han se ha pasado “del deber de hacer” una cosa
al “poder hacerla”. “Se vive con la angustia de no hacer siempre todo
lo que se puede”, y si no se triunfa, es culpa suya. “Ahora uno se
explota a sí mismo figurándose que se está realizando; es la pérfida lógica del
neoliberalismo que culmina en el síndrome del trabajador quemado”.
La peor consecuencia es que “ya no hay contra quien
dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión”. Es “la
alienación de uno mismo”, que en lo físico se traduce en anorexias o en
sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio.
Bueno, todo esto es lo que dice Han, y ciertamente que le
encuentro razón. El trabajo actual está lleno de sofistas que han ayudado a
sembrar estas ideas perversas en las personas, como frases hechas como “los
compromisos están para cumplirlos o qué”, etc. Las personas caen en esta
falacia, en esta trampa deshumanizadora y asumen toda la responsabilidad de
algo que por lo demás debiera ser compartido y sensible a las realidades y
condiciones presentes de cada uno.
Lo ejemplificaré con un caso que conozco bien. Cuando se creó
PMI, seguramente se consideró que ello sería una gran contribución para la humanidad,
reunir en una metodología al alcance de todos las mejores prácticas para el
éxito de los proyectos, así nunca más se atrasaría un proyecto, nunca más se
pagarían sobre costos, nunca más se recibiría algo de una calidad inferior.
Pero la trampa está en que toda la responsabilidad cae en el Jefe de Proyecto,
lo que claramente no es cierto. Y tampoco es cierto si la responsabilidad se
prorratea hacia los cargos medios, etc., etc.
Cobran sentido así las frases de Han:
·
“Se vive con la angustia de no hacer siempre
todo lo que se puede.”
·
“Si no se triunfa, es culpa suya.”
·
“Ahora uno se explota a sí mismo figurándose
que se está realizando.”
·
“Es la pérfida lógica del neoliberalismo que
culmina en el síndrome del trabajador quemado.”
Recuerdo que me sorprendió mucho en la Universidad, cuando
luego de estudiar Gestión y Evaluación de Proyectos, vimos aquello de la
evaluación social de proyectos. Esto fue como agregar otra dimensión al
problema, tuvo en mí el impacto de los números complejos cuando descubrí lo
útiles que eran para el modelamiento de los fenómenos eléctricos, una realidad
que sería indescriptible de otra forma.
Así que fue todo un iluminismo el poder incorporar una
dimensión social a la evaluación económica y des humanizada de un proyecto. Y pienso
que esto es lo que falta considerar aquí. Replanteemos las frases de Han ahora
con una dimensión social/humana:
·
“Se vive con la angustia de no hacer siempre
todo lo que se puede.” La angustia debe tener una valoración negativa, por
tanto se debe disminuir o eliminar. Esto va a afectar negativamente el trabajo,
es mentira que sirva de estímulo para hacer el trabajo, lo terminará por
estropear, hay miles de formas para que eso pase. Por tanto, no se debe dar lugar a esto. Las
empresas preguntan de la forma más natural si “usted puede trabajar bajo
presión”, cuando la empresa debiera asegurarle que no va a trabajar bajo
presión (si tomara en cuenta la dimensión social/humana).
·
“Si no se triunfa, es culpa suya.” Es
cierto que el éxito depende del trabajo y esfuerzo personal, de otra forma
sería un simple premio por casualidad o no merecido. Pero lo opuesto no es
cierto. Si no triunfo, puede ser mi culpa como así también la culpa de muchos
otros, por tanto, nadie debe asumir a priori su culpa. Pero esta es la mirada
social/humana, que como hemos dicho es lo que falta.
·
“Ahora uno se explota a sí mismo figurándose
que se está realizando.” El primer deber del hombre es para consigo mismo,
no con otros ni con una empresa. No sólo se trata de ser un buen profesional,
esa sólo es una dimensión del ser humano, se trata de ser buen estudiante, buen
amigo, buen esposo, buen padre, etc…, todas las dimensiones que contribuyan a
ser felices (no tiene sentido vivir para ser infeliz a propósito). Por la tanto
explotarse en pro de una única dimensión, en vez de desarrollarse de la forma
más armónica posible en todas las dimensiones que le son propias y de interés,
es simplemente aberrante y nadie debe caer en esta mentira.
·
“Es la pérfida lógica del neoliberalismo que
culmina en el síndrome del trabajador quemado.” Claro que sí. Han tiene
toda la razón.
Todo el problema aquí es el modelo neoliberal, y entendiendo
esto y el hecho que no lo podemos cambiar en forma individual, debemos ser conscientes
y no permitir que este modelo se meta en nuestras cabezas, defendiendo así nuestra
conciencia, lo justo, lo bueno, lo verdadero. Tal vez sea necesario buscar otro
trabajo, pero cualquiera sea la decisión debe estar respaldada por una
reflexión sería sobre quién soy y quién quiero ser, donde el trabajo es sólo
una dimensión más y no puede ser lo que me determine.
El desarrollo personal a través del trabajo no sólo es
posible y recomendable, pero lo es en la medida que ese trabajo considere la dimensión
social/humana, de otra forma es como el cigarrillo, perjudicial para la salud.
Sibarel