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e ha tocado ser Presidente de los Vocales en dos oportunidades,
para las elecciones presidenciales pasadas con segunda vuelta, y para esta
última, que por coincidencia espero, también tiene una segunda vuelta para los gobernadores.
Y uno “escucha” cosas...
En las presidencias escuché, “hubiera votado por Beatriz
Sánchez si hubiera creído que podía ganar, pero las encuestas le daban más
puntos a Alejandro Guillier, me engañaron y voté por él”. Eso terminó en segunda vuelta como todos sabemos,
sin Beatriz Sánchez y ganó Sebastián Piñera. ¿Qué hubiera pasado si esos votos
de Beatriz no hubieran ido a Alejandro en la primera vuelta? ¿Alguien tuvo este
dato?
¿A quién le importa? Si ese tren hace mucho que partió y
descarriló.
Bueno, ahora el asunto es otro.
En las últimas votaciones fueron 4 temas, y el comentario
general era que nadie conocía a nadie, nadie se había informado, e incluso dos
vocales de mi mesa prefirieron votar el domingo para poder conocer algo de los
candidatos en la noche del sábado.
¿En serio la gente no conocía a los candidatos a alcalde?
Curiosamente el único nombre que les sonaba era el del alcalde actual, así que decidieron
votar por lo que conocían. ¿Qué tal? ¿Bien no?
Candidatos a Concejales, nadie conocía a nadie, excepto a la
chica rica que empapeló a ciudad con su foto, así que triunfó el marketing, no
la política, no los proyectos (ella ni siquiera vive aquí, ¿qué tal?). Y ganó
con un 50% más de votos que la candidata más antigua y conocida, nadie tuvo un
mejor puntaje que ella.
¿Constituyentes? Más de lo mismo, ni los pueblos originarios
se salvaron de la “ignorancia” suprema, y aquí fue el reino del tuntún.
¿Y qué creen que pasó
con los gobernadores? Adivinaron bien, nadie conocía a nadie.
Seguramente se preguntarán en qué mesa estaba yo, si estaba
en Chile o en Marte. Y efectivamente esta es una mesa especial, pues de 350
votantes “posibles”, sólo votaron 151 y me atrevería a asegurar que el 90% eran
jóvenes de cerca de 20 años.
Hay enormes diferencias entre los postulantes a gobernadores,
del cielo a la tierra, pero si los jóvenes no se interesan por “saber” entonces…
y a ahora, ¿quién podrá defendernos? Si dijeron “El Chapulín Colorado” estamos
muy mal, porque quizás sirva en México, pero acá sólo tenemos al Cuco o al
Viejo del Saco.
Una última idea, ¿alguien se preguntó alguna vez qué pasaría
si eliminábamos las clases de filosofía y de educación cívica?
Sibarel