No pocas empresas lo dicen abiertamente, nadie es imprescindible, esto aplica desde el gerente general hacia abajo, salvo que el gerente sea el dueño (y aun esto tiene sus distintos sabores).
Entonces veamos que tan prescindible eres.
Si no tienes habilidades blandas, si te llevas mal con la mayoría o les tratas mal, aunque sea una persona, eres prescindible, pero si eres muy bueno en tu trabajo lo más probable es que tu empresa se esfuerce para mejores tus habilidades blandas antes de desvincularte.
Si fallas en el ejercicio de tus habilidades duras, eres prescindible, pero si eres alguien muy motivador para tu equipo y contribuyes a un excelente clima laboral, probablemente tu empresa tratará de capacitarte o en el peor de los casos cambiarte a otra labor dónde no falles, antes de desvincularte.
Ahora, imagina que eres malo con tus habilidades blandas y duras, no sólo eres prescindible, sino que estás encabezando la lista.
Y que pasa si eres muy bueno en tus habilidades blandas y duras, eres prescindible, claro lo dijimos al principio, pero resulta que estás al final de lista.
Así que ahora pregúntate en qué posición de la lista quieres estar... Si te parece bueno estar al final entonces ocupate en tratar bien a todos y en hacer tu trabajo con excelencia. Todo esto implica trabajar más que los demás, es cierto, y tal vez no ganar más, puede ser, pero te hace una mejor persona y profesional, y esa medalla nadie te la puede quitar porque está en tu corazón.
Sibarel, si no me crees prueba que me equivoco...