En su libro “La Sociedad del Cansancio”, Byung-Chul Han nos dice que “el exceso de positividad está conduciendo a una sociedad del cansancio”, básicamente porque “el eslogan ‘Yes We Can’ produce individuos agotados, fracasados y depresivos”. Más poéticamente el libro señala que “el exceso del aumento de rendimiento provoca el infarto del alma”.
¿Todo esto es verdad para los chilenos? Sin duda es muy
cierto en Oriente, particularmente Corea del Sur, pero también en Alemania y
todos los países desarrollados de esas regiones, o la mayoría al menos. Es cosa
de ver como les va con el tema de los suicidios o las migraciones a otros
países… por lo tanto, existen otros países, que parecen abundar al menos en Latinoamérica,
dónde aún no hemos llegado a la sociedad del cansancio,
porque realmente no somos sociedades de rendimiento, porque al
parecer aún tenemos más presente el modelo de sujetos de obediencia que sujetos
de rendimiento.
Pero vamos por partes, como decía el viejo Jack. Muy
probablemente, para el grupo socioeconómico denominado C1[1] (12,3%
de la población según el AIMCHILE) esta pueda ser una realidad, es decir,
técnicos y profesionales emergentes que han sido captados por empresas transnacionales
o al menos altamente competitivas que les instan, sino obligan, a ser sujetos
de rendimiento, a trabajar según la experiencia de las metodologías de mejoras
continuas y las mejores prácticas, etc. Pero para la inmensa mayoría que no
participa de este grupo “privilegiado” (permítanme un poco de ironía), el ser sujetos de rendimiento es un
concepto que no existe en sus vidas, ¿mejora continua, para qué?
Por tanto, es este grupo “privilegiado” en Chile que es
sujeto para la sociedad del cansancio, ellos son por ende los sujetos
de rendimiento. ¿Qué arriesgan? Pues lo arriesgan todo, pueden volverse
adicto a drogas como la cocaína para ser más productivos, pueden divorciarse
por ser trabajólicos y no conocer a sus cónyuges sin mencionar que son unos extraños
para sus hijos que frente al colegio parecen más bien huérfanos. Pero son super
exitosos, buenas casas, buenos autos y buenas amantes (usen el género de su
preferencia), claro, por un tiempo, hasta que el Cansancio de Han se los come
con zapatos.
¿Alguna recomendación para esta “enfermedad”? Me gustó eso
de la “contemplación” y la “meditación Zen”, porque practico algo de aquello,
pero me pregunto si eso le servirá a todo el mundo y por todo el mundo incluyo
a todos más allá del grupo “C1”… La vilipendiada Pirámide de Maslow me hace
suponer que no, probablemente por razones completamente distintas entre un
grupo y otro. Los ambiciosos solo contemplan los billetes verdes, mientras que
los "pobres” que no tienen para pan menos para tortas…
Sibarel, en mi conclusión, el tema de la Sociedad del Cansancio
es de suyo muy interesante, pero pienso que todo su constructo no satisface
plenamente la realidad e idiosincrasia chilena aún… pero tal vez sea un
escenario que nos esté esperando a la vuelta de la esquina dado que al menos ya
nos metió la punta del pie…
[1]
Claramente se requiere un estudio en profundidad para saber si se trata sólo
del grupo C1, o si se puede incluir a otros grupos como C2, etc. Pero en
cualquier caso está claro que hablamos de menos del 50% de la población.