El Laicismo consiste en separar el poder del Estado de cualquier poder e intromisión religiosa, para así garantizar las mismas oportunidades y respeto a todas las religiones e incluso para quienes no profesan credo alguno. Esto es algo fundamental para cualquier república, más aún si es una república democrática.
Mientras que el Secularismo busca “eliminar”, o al menos
limitar, las manifestaciones religiosas dentro de la sociedad, relegándolas a
un espacio más personal y privado aún, y esto es contrario a las libertades
personales que defiende el Laicismo, dónde cada cual puede profesar y vivir su religión
del modo que desee, respetando eso sí los espacios personales de los demás
ciudadanos, y sobre todo aquellos espacios públicos y del estado que debe ser
libres de todo proselitismo religioso.
Por lo tanto en un Estado Laico, todos pueden vivir
plenamente su religión, usar las ropas, joyas y emblemas que les parezca,
respetando siempre la fe y creencias de todos, dónde agnósticos y ateos tienen
exactamente los mismo derechos y respeto.
Sibarel, defiendo el laicismo, pero no el secularismo…